El nuevo plan de Abbas: acabar con la ocupación en dos años

María Serrano, FAMSI

Palestina está aguardando, paciente, a que pasen las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos para impulsar plenamente el nuevo plan de su presidente, Mahmud Abbas, para lograr el pleno reconocimiento de su estado. La apuesta consiste en elevar una resolución al Consejo de Seguridad de la ONU –donde se toman las decisiones verdaderamente vinculantes- que contemple el final de la ocupación israelí para dentro de dos años, con fecha de caducidad en noviembre de 2016. El texto ya está en estado de borrador, ha sido entregado a todas las naciones representadas en el Consejo por Jordania y está siendo milimétricamente pulido para cosechar el máximo de apoyos. El 12 de octubre, en El Cairo, en el marco de la reunión de donantes para la franja de Gaza, Abbas se la presentó al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien ahora estudia qué añadidos hacer o por dónde meter la tijera.

A día de hoy el documento ha sido ya aprobado ampliamente por el liderazgo palestino, con un alto consenso interno. El 30 de septiembre Abbas lo defendió ante los ministros de Exteriores de la Liga Árabe en Nueva York y, donde el apoyo fue total. Tanto la Liga  como países afines a Palestina, como Brasil y Cuba, están ayudando en la campaña emprendida para lograr más adhesiones.

El argumentario en el que se apoya la resolución inicial es sencillo. Propone hacer un ejercicio de responsabilidad mundial para aplicar unas decisiones ya alcanzadas en resoluciones previas como la 242, 338, 1397, 1515 o 1850, que se han incumplido sistemáticamente. El principio en que se basa es el carácter inadmisible de la ocupación israelí y la necesidad urgente de crear dos estados democráticos, como se acordó en 1947, basados en una paz duradera y pacífica, incluyendo el principio de tierra por paz como se instauró en los Acuerdos de Paz de Madrid (1991) y el de autodeterminación. La resolución se fundamenta además en las Convenciones de Ginebra, que deben aplicarse a los territorios palestinos, incluyendo el este de Jerusalén.

Según fuentes de la delegación palestina ante la ONU, el documento resalta la necesidad de frenar las prácticas del poder ocupante, con las colonias esencialmente, que no tienen validez legal. Palestina justifica el texto ante la urgencia de proteger a los civiles de cualquier agresión, especialmente en tiempo de guerra, que ahora no se facilita. Recuerda que es indispensable romper el status quo actual, también en la febril Jerusalén Oriental, cuya anexión no es reconocida por la comunidad internacional, pese a que Israel declaró en los años 80 del siglo pasado que es su capital única e indivisible. Este status se describe como insoportable a causa de la ocupación militar. Gaza también se reivindica como parte integral e indispensable de Palestina, parte de una unidad geopolítica total. Por eso se reclama la aplicación de las leyes internacionales también en la franja, donde han sido violadas sistemáticamente este verano. El preámbulo de la resolución recuerda a la comunidad internacional su permanente responsabilidad para con la reafirmación de este derecho internacional no respetado en Palestina e insiste en que sólo por medios pacíficos se puede alcanzar una solución al conflicto, con el reconocimiento mutuo, sin incitaciones, y con el cumplimiento de los acuerdos cerrados previamente desde 1991. Deben abordarse todos los temas esenciales, incluyendo Jerusalén Este, los refugiados, las colonias, las fronteras, la seguridad y los recursos naturales (especialmente el agua).

En el apartado de peticiones concretas, se afirma la necesidad de lograr sin dilación una solución completa con dos estados, soberanos, vecinos, que vivan lado a lado, en paz y seguridad. También urge a que se actúe con determinación para lograr, desde la negociación, una solución al conflicto con una base real, las resoluciones de la ONU, incluyendo el principio de paz por tierra. Reclama por ello el desalojo pleno de la zona de ocupación que Israel mantiene desde 1967, también Jerusalén Este, tan rápido como sea posible. Se añade que en noviembre de 2016 debe estar completamente ejecutado para que el palestino sea un estado soberano e independiente, con derecho pleno de autodeterminación.

La propuesta de Abbas exige una resolución justa al conflicto, que contemple Jerusalén como capital de los dos estados. Igualmente, reclama el retorno de los refugiados, aludiendo a la resolución 194 de la ONU. Hoy son más de cinco millones los palestinos que viven fuera de su tierra. El texto llama a las partes a cumplir con el derecho internacional y especialmente el humanitario, como las convenciones de Ginebra y exige el fin de todas las operaciones militares de Israel en territorio palestino, especialmente las que tienen como diana la población civil. La ocupación en forma de colonias tiene que finalizar por completo, añade.

Los palestinos demandan el fin del castigo colectivo que se ejerce contra los civiles, incluyendo Gaza, donde debe levantarse el bloqueo definitivamente, permitiendo el paso de personas y mercancías de forma libre, especialmente en el caso de la ayuda humanitaria. Lleva en vigor desde 2007, cuando los islamistas de Hamás tomaron el poder. Abbas llama a las partes a comprometerse y fortalecer el acuerdo de alto el fuego en la franja, aprobado el pasado agosto, y apuesta por medidas que garanticen la seguridad y la protección de los civiles, incluyendo el despliegue de una fuerza internacional inter alia, aunque no dice si debe ser de naturaleza civil o militar. Pide que se potencie la ayuda humanitaria, sobre todo en Gaza, y se apoye especialmente la labor de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos. También reclama a los estados ayuda urgente para la reconstrucción de la franja y solicita a la comunidad internacional, finalmente, que dé pasos para la aplicación individual de las resoluciones previas.

La voluntad de la delegación palestina es la de sacar el texto adelante como sea o, al menos, llegar a una votación en la que cada país deba retratarse ante el resto de la comunidad internacional, avalando a Israel o comprometiéndose con las sucesivas resoluciones de la ONU. La guerra en Gaza ha ablandado a potencias importantes como Reino Unido o Francia. “Tiene que ocurrir algo mayor para que cedamos y no llevemos adelante la votación”, dicen los diplomáticos palestinos. Lo único que les pararía es, quizá, que llegue un reconocimiento en cadena por parte de países potentes, sobre todo europeos, que podría ser un espaldarazo internacional de enorme peso, que acabase por hacer menos esencial la resolución, ayudando a poner fin rápido al conflicto. Suecia ya lo hizo la pasada semana, el primer país europeo que lo hace, generando un terremoto internacional. Los palestinos están presionando notablemente sobre Italia, Francia, Reino Unido y España, sobre todo. En ausencia de ese aval país por país, se seguirá insistiendo en el Consejo de Seguridad.

El problema está en EEUU, que no ha dicho que vaya a votar en contra hasta este momento. Ha dicho, en cambio, “vamos a hablar”. Hay que ver qué sale de los encuentros que el negociador palestino, Saeb Erekat, está manteniendo esta semana en Washington. Los norteamericanos están preocupados por su horizonte electoral y eso influirá en su cercanía a Israel, pero las relaciones entre los dos países son en este  momento muy tensas. Las provocaciones de nuevas colonias en Silwan y o Givat Hamatos han indignado profundamente a EEUU y podrían influir y evitar que Washington haga campaña contra el texto palestino. “Una cosa es apoyar a Israel y otra, boicotear a Palestina”, precisan las mismas fuentes.

El rol de EEUU dependerá de si se inclina o no por atacar la resolución. Puede que siga el modelo de Alemania, que en 2012 –cuando se votó Palestina como estado observador en la Asamblea General de la ONU- se abstuvo pero no movió un dedo en contra de la propuesta ni hizo declaraciones destacadas a favor de Israel. Ese puede ser el caso ahora para EEUU. Que cada cual elija su postura. Esto puede hacer cambiar el escenario para el bien de Palestina, porque la presión sobre el resto de países será mucho menor, no se  sentirás arrastrados por el gigante norteamericano.

Reino Unido no ha decidido aún su voto pero que “podría” se favorable, después de quea mediados de octubre su Parlamento votase a favor del reconocimiento de Palestina como estado. Francia está aún más cerca de Palestina de Reino Unido pero su voto es incierto aún. Su aval es extremadamente importante por el efecto arrastre que puede conllevar. Los plazos para el fin de la ocupación es otro obstáculo para países menos amigos, pero que para Abbas se ha convertido ya en inexcusable.

Lo que esperan es el veto de EEUU y al menos nueve votos a favor de la resolución. Son optimistas, pese a la casi certeza de ese veto. No es lo mismo si Reino Unido y Francia los avalan, por su peso mundial, a la hora de ver qué represalias toma Israel. Su respuesta deberá ser notablemente más limitada, porque ya iría contra Londres y París. Lo que les llega de los pasillos es que Israel está realmente preocupado por si se da este escenario. Barack Obama, el presidente norteamericano, se ha tomado las últimas colonias como algo personal, justo después de su última entrevista con el primer ministro israelí Netanyahu de septiembre. Tanto Obama como Kerry, en privado, acusan a Netanyahu de haber hecho fracasar el último proceso de paz, mientras que destacan a Abbas como un socio auténtico con el que poner fin al conflicto. Saben que el único país árabe donde hoy puede haber elecciones con un ganador laico es Palestina. Puede ser un ejemplo para el resto de los árabes.

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