Emir Sader
Desde el asesinato de Yitzhak Rabin en 1995 por un extremista de derecha, Israel solo ha caminado hacia la derecha, alejándose de cualquier solución política, negociada, sobre la cuestión palestina. Lideres y grupos de derecha han ido siendo sustituidos por otros lideres y grupos siempre más a la derecha, en una sucesión interminable de sectarismo y de discriminación racista contra los palestinos.
Paralelamente la sociedad israelí se ha ido volviendo cada vez mas conservadora, oponiéndose a cualquier negociación que permitiera a los palestinos tener su Estado, al igual que Israel tiene el suyo. El territorio palestino ha ido siendo cada vez mas ocupado militarmente por las tropas israelíes, un territorio descuartizado por los muros y los asentamientos, con los que Israel perseguía que fuera inviable e insoportable vivir en Palestina. Las ofensivas crueles y criminales contra Gaza se han vuelto una practica regular por parte del Ejercito y la aviación israelíes.
Con el paso del tiempo, las votaciones aplastantemente favorables en las Asambleas Generales de Naciones Unidas, a favor del Estado palestino, el reconocimiento de ese Estado por cada vez un numero mayor de países (incluido ahora el Parlamento Europeo) el malestar por las reiteradas ofensivas de Israel sobre Jerusalén, sobre Cisjordania y sobre Gaza, han ido acentuando- incluso en los propios EE.UU- el proceso de aislamiento internacional de Israel.
Al mismo tiempo que se iba produciendo su reconocimiento internacional, Palestina ha ido sumando cada vez mas instancias que la reconocen como Estado; desde la Unesco hasta el Tribunal Penal Internacional.
La victoria de una coalición de centro izquierdas es el eslabón que falta para que un verdadero proceso de paz pueda hacer realidad el Estado palestino.
Pero falta todavía un eslabón para que se reabra un camino definitivo de negociaciones políticas que lleven al cumplimiento de la decisión de la ONU sobre el derecho a la existencia del Estado palestino: un interlocutor interno en Israel, que parecía difícil que apareciese. Hasta que la radicalización sectaria del gobierno de Netanyahu, (proponiendo que Israel se configure definitivamente como estado religioso, relegando formalmente a los palestinos que ahí viven a ciudadanos de segunda categoría) llevó a la ruptura de su gobierno y a la convocatoria de nuevas elecciones generales en marzo de este año.
Sin embargo, el panorama electoral trajo una novedad. Después de salir del gobierno, la líder del partido Hatnah, Tzipi Livni, se asoció con el Partido Laborista, dirigido por Isaac Herzog, conquistando un sorprendente apoyo para las elecciones generales de marzo del 2015. Esta es la posibilidad de que se produzca un vuelco decisivo en la cuestión palestina; el eslabón que falta todavía para que un verdadero proceso de paz pueda hacer realidad el Estado palestino. Una victoria de una coalición de centro izquierdas seria ese eslabón que todavía falta.
Fuente: El Público