Más que nunca, contra el olvido. Teresa Aranguren

bienNegar la existencia del pueblo de Palestina fue premisa fundamental del movimiento sionista, que pretendió no solo ocultar su existencia sino hasta el recuerdo de que había existido. Pero lo que existe deja huella. Por mucho que se intente borrar, la huella de aquella Palestina que fue, la de aquellas gentes que serían expulsadas de su tierra y sus vidas en 1948, permanece en el hueco que dejó su ausencia. El libro fotográfico de la periodista Teresa Aranguren muestra imágenes que son huellas de aquella existencia que se quiso borrar. No es un ejercicio de nostalgia, sino de afirmación. Con fotografías, contra el olvido.

¿Cómo nace esta publicación que recoge la vida en Palestina en imágenes?

Siempre he tenido el convencimiento de que para entender el tema de Palestina y las noticias que existen sobre el asunto, es necesario conocer cómo comenzó todo. El libro parte de finales del XIX y concluye en 1948, el año de la limpieza étnica. Se muestran álbumes familiares y archivos profesionales de la sociedad palestina.

Ponen cara a la realidad de Palestina.

Exactamente. Además las fotografías nos muestran una sociedad muy similar a la que española de la época, con campesinos, comerciales, clases medias y altas muy cosmopolitas. Era una sociedad compleja y en desarrollo que en 1948 con un proceso previo se vio arrollada y destruida con una expulsión masiva de la población de sus tierras. Como periodista creo que es necesario contar la verdad y en el tema de Palestina se ha tapado tan eficazmente la realidad que la idea de prevalece en la mayor parte de la opinión pública no tiene que ver con los hechos reales.

Reúnen más de 150 fotografías de ese período.

Algunas son del archivo del historiador palestino Johnny Mansour que vive en Israel y que lleva años recogiendo los álbumes familiares de palestinos. Este hombre con una generosidad enorme nos facilitó su material y luego hemos buscando en archivos porque existe mucha documentación gráfica de profesionales que reflejan a pescadores o campesinos. La misma respuesta positiva que conseguimos con Mansour, con el que nos comunicamos por email y fue receptivo desde el inicio, nos la hemos encontrado en otras familias palestinas. Además el principal archivo fotográfico de Palestina de esa época, formado por más de 22.000 placas y que está digitalizado, está en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y es de libre acceso.

Sorprendente…

Sí y también están allí los registros de propiedad de la tierra desde el XIX hasta 1948 o los censos de población hechos por los británicos pero no está promocionado, está oculto.

Habla de documentos cuya existencia no es muy conocida, de hechos tapados en la ocupación, como gran conocedora de la situación en Palestina ¿se silencia ahora la realidad que vive este pueblo?

Sí, sin duda. Hay una estrategia comunicativa que consiste en escamotear la realidad de la población palestina, no mostrar la dimensión de sufrimiento y de injusticia que se comete con ellos día a día. Ahora mismo la vida en la ocupación aparece cuando hay un bombardeo y produce 100 muertos, pero ese muerto de hoy, el herido de mañana… ya ni siquiera ocupa un lugar en la prensa.

Como profesional de la comunicación ¿qué lectura saca del tratamiento del tema en los medios?

En Occidente hay una tergiversación de la realidad, no voluntaria siempre, es un dejarse llevar por la corriente de pensamiento imperante. Para informar de lo que sucede en Palestina hay que ser equidistante, poner las razones de los israelíes al mismo nivel que las razones de los palestinos. También hay un ocultamiento, por la premura de esta profesión, que es tapar el origen que resulta fundamental. Es básico saber que el comienzo de este drama se basa en una operación de limpieza étnica. Hablamos de refugiados palestinos porque fueron expulsados de sus tierras, de sus pueblos y de sus casas, que poblaciones enteras se borraron de los mapas y no existe conciencia de eso. Se ha hecho un relato falso que oculta la atrocidad que fue el año 1948. La creación del estado de Israel es idílica y ha prosperado con las películas de Hollywood.

Frente a esa perspectiva…

Hay que estar alerta, no dejarse llevar por la corriente y buscar los datos, que son importantes. La realidad que cuenta este libro es la de finales del XIX y primera mitad del XX, son unos hechos. Está documentado que casi un millón de palestinos fueron expulsados entre los meses previos y posteriores a la creación del estado de Israel. En el periodismo hay que defender la búsqueda de la realidad con los datos y los hechos, y más en el caso de Palestina, donde ha habido una estrategia de no hablar de cosas. Ahora hay que dar luz a qué implica la construcción del muro en Cisjordania que ha supuesto que en aldeas la escuela haya quedado al otro lado del muro y que los niños para ir a clase tienen que pasar por él y el soldado israelí le tiene que dejar o lo que sucede en Gaza, donde hay un bloqueo desde hace diez años, es un castigo colectivo ante las narices del mundo y nadie hace nada.

Usted es miembro del Consejo de Administración de RTVE. ¿Cómo valora el cambio experimentado en los últimos años en el ente público?

Lo que ha sucedido con TVE es muy triste. Antes de la llegada del PP se había logrado un grado de independencia profesional, que resulta fundamental en un medio público, valorada por las audiencias. Sin embargo eso se ha perdido porque se ha vuelto a la dependencia de los intereses gubernamentales. El proceso es muy triste pero se puede revertir. Los profesionales de la casa están haciendo informes, pero también tiene que reaccionar la ciudadanía. Hay que aunar fuerzas.

Fuente: Natalia Sánchez, La Opinión de Zamora

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